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30 de noviembre de 2009

Atrofia Muscular



La palabra atrofia proviene del griego àtrophos que significa "sin nutrición". En términos biológicos consiste en una disminución importante del tamaño de la célula y del órgano del que forma parte, debido a la pérdida de masa celular. Las células atróficas muestran una disminución de la función pero no están muertas. Con respecto a lo anterior se puede precisar que un perfecto metabolismo celular no depende únicamente de un aporte eficaz de sustancias nutritivas, sino que también de una correcta utilización de éstas; esto es solamente posible cuando las células viven en un ambiente idóneo para su estructura morfológica y funcional. La estructuración morfológica de la célula está condicionada por el ambiente en que vive, es por eso que las múltiples formas de las células de nuestro organismo responden a la adaptación de la materia viva a condiciones externas bien definidas, la diferenciación celular representa la exteriorización de una adaptación latente, acumulada a través de millones de generaciones.

Todas las modificaciones de carácter morfológico de las células, pueden afectar a células aisladas o grupos de ellas, por consiguiente la modificación de un tejido completo. Todos los estímulos que pueden actuar sobre una célula son en realidad estímulos funcionales: cuando éstos exceden los límites fisiológicos, pueden lesionar a la célula hasta anular los procesos vitales, o bien, provocar notables modificaciones regresivas.

Tras las anteriores reseñas se puede inferir que la atrofia es la expresión morfológica de una involución funcional y estructural de una célula, o de un tejido. Se trata de una deficiencia adquirida, lo que implica una preexistencia de normalidad celular e hísitica, y que, por esa razón debe diferenciarse de la hipoplasia, de la aplasia y de la agenesia. Por su parte la atrofia debe distinguirse de un mal que conlleve la reducción estructural de un órgano, o parte de éste a causa de un proceso destructivo necrótico, en cuyo caso hay una muerte de células masiva; como es el caso de las enfermedades antes mencionadas. Como ya se mencionó, la atrofia de un tejido u órgano se interpreta como la reducción morfológica y funcional de las unidades celulares constitutivas, tanto en número como en volumen.

En la población general, la mayoría de los casos de atrofia muscular son ocasionados por inactividad. Las personas que tienen un trabajo sedentario y las de la tercera edad que no son muy activas pueden llegar a perder el tono muscular y desarrollar una atrofia significativa; sin embargo, este tipo de atrofia puede ser reversible con el ejercicio vigoroso. Las personas que están postradas en la cama pueden presentar un desgaste muscular significativo; como ocurre con los astronautas que, libres de la fuerza gravitacional de la tierra, pueden desarrollar una disminución del tono muscular y descalcificación ósea pocos días después de la ingravidez.

Tipos de atrofias

En el aspecto microscópico se pueden destacar tres tipos de atrofia: atrofia simple, atrofia numérica y atrofia degenerativa.

La atrofia simple es una disminución del volumen de los componentes celulares que conlleva al encogimiento o empequeñecimiento del tejido y del órgano. Es la atrofia más frecuente y afecta a las células más diferenciadas. Se puede observar en el transcurso del ayuno prolongado en casi todos los tejidos del organismo y principalmente en el tejido muscular.

Atrofias patológicas

Según las causas que las producen se pueden presentar de la siguiente forma:

* Atrofia de carencia alimentaria
* Atrofia de insuficiencia circulatoria
* Atrofia por factores físicos
* Atrofias funcionales

La insuficiencia nutricional conlleva a una pérdida global de peso en el organismo, debido a una atrofia generalizada de todas las células funcionales y específicas. En este caso, se observa una disminución de número, pero sobre todo de volumen de las células, tanto que llegan a destruir su propio material constitutivo, además de los de reserva, para poder saciar las necesidades del metabolismo energético, como la incapacidad de sintetizar materiales para luego regenerar el propio citoplasma.

La pérdida no es proporcionalmente igual en todos los órganos: de hecho en un acto de autodefensa, el organismo intenta proteger a los elementos que más se verían afectados por un fenómeno atrófico como el anterior, en menoscabo de aquellos en los cuales no existen funciones vitales importantes y cuya función no estaría tan alterada por un proceso atrófico; por eso puede haber mayor pérdida de peso en el hígado e intestino, pero menor o nula en el cerebro y corazón.

Este tipo de atrofia, además de ser producido por una carencia alimentaria, también puede ser causada por enfermedades que afecten el mecanismo metabólico del organismo, o sea, por una insuficiencia digestiva o lentificación del metabolismo.

Hay casos en los que una insuficiencia circulatoria provocada por una trombosis de una rama arterial o por una compresión de una arteria, o por una ligadura quirúrgica de un vaso, puede conducir a la atrofia de los tejidos de la zona irrigada por la arteria lesionada, sin embargo esto se recupera si el flujo de sangre es restituido con prontitud. Se puede decir que esto se debe a que dejan de llegar nutrientes aportados por la sangre, por consiguiente las células deben comenzar a utilizar sus materiales de reserva y más adelante sus elementos constitutivos.

La atrofia muscular ocasionada por una enfermedad y no por inactividad es generalmente de uno o dos tipos: la ocasionada por daño a los nervios que inervan los músculos y la que resulta por enfermedades propiamente musculares.

Pueden existir atrofias producidas por sustancias químicas tóxicas (plomo, yodo, fósforo, arsénico, etc.) o por toxinas microbianas. Hay una disminución de las funciones de las células, tornándolas inactivas generando así un proceso atrófico.

La atrofia numérica existe cuando la desaparición de elementos celulares ocasiona la disminución del volumen de un órgano: esta reducción volumétrica es progresiva y proporcional al número de células y normalmente afecta a tejidos de elementos lábiles.

En la atrofia degenerativa se pueden ver grandes alteraciones al citoplasma y al núcleo celular de las células del tejido y del órgano. Este proceso puede llevar a que se produzca una necrosis.

En todos los casos de atrofia, el citoplasma es el que se ve más afectado, casi siempre hay una reducción cuantitativa de éste, hasta el punto de que, observando los tejidos atróficos al microscopio, puede distinguirse una discreta densificación celular, provocada por la reducción uniforme del volumen celular.

Estas modificaciones van acompañadas de profundas alteraciones citoplasmáticas: enturbamiento, presencia de gránulos de pigmento (pigmentaciones de desgaste) y disminución numérica de algunos orgánulos, como las mitocondrias.

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