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12 de mayo de 2010

Insolación


¿QUÉ ES?

Enfermedad causada por la exposición prolongada a temperaturas altas, ingestión limitada de líquidos o fallo de los mecanismos del cerebro reguladores de la temperatura.
Es más frecuente en las personas mayores.

CAUSAS

Fallo de los mecanismos corporales reguladores del calor, que induce una acumulación de calor en el cuerpo cuando sube la temperatura exterior.
El fallo puede ser el resultado de:

Efectos generales del envejecimiento.
Alcoholismo.
Enfermedad crónica.
Diabetes.
Afección de los vasos sanguíneos.

SÍNTOMAS

Mareo súbito, debilidad, desfallecimiento y dolor de cabeza.
Piel caliente y seca.
Ausencia de transpiración.
Temperatura corporal alta.
Pulso rápido.
Calambres musculares.

FACTORES DE RIESGO

Edad superior a 60 años.
Problemas para la transpiración (sudoración).
Tiempo caliente y húmedo.
Trabajo en ambientes caldeados.
Permanencia excesiva al sol.

PREVENCIÓN

Lleve ropa ligera y ancha durante el tiempo caluroso.
Si se acalora excesivamente, aumente la ventilación.
Abra una ventana, use un abanico, ventilador o el aire acondicionado.
Ello facilita la evaporación del sudor, lo que refresca el cuerpo.

DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

Diagnóstico
Historial médico y reconocimiento físico por un médico.
Análisis de sangre y de orina para medir los niveles de electrolitos.

Tratamiento
Tratamiento médico.
Hospitalización para reducir la temperatura corporal y efectuar una renovación de fluidos por vía intravenosa.

Medidas Generales

Si alguien con síntomas tiene mucho calor y NO SUDA:
Refresque rápidamente al afectado.
Use un baño con agua tibia o fresca (demasiado fría no es eficaz) o envuélvalo en sábanas empapadas.
Llévele al hospital más cercano. ¡Es una emergencia!
Medicación

Tras el tratamiento inicial en el hospital, no suele ser necesaria.
Actividad

Se puede reanudar en cuanto mejoran los síntomas.
Dieta

No hay dieta especial.
Avise a su médico si:

Tiene síntomas de insolación, o los observa en alguna otra persona.
Estos procesos pueden ser graves o fatales.
¡Es una emergencia!

POSIBLES COMPLICACIONES

Shock.
Daño cerebral causado por una alta y prolongada temperatura corporal (41ºC o más).

PRONÓSTICO

El tratamiento precóz suele proporcionar una recuperación total en 1 o 2 días.


6 de mayo de 2010

Hemorragia nasal



Nombres alternativos

Sangrado nasal; Epistaxis

Definición:

Es la pérdida de sangre del tejido que recubre la nariz. El sangrado ocurre con más frecuencia en una fosa únicamente.

Consideraciones generales:

Las hemorragias nasales son muy comunes y la mayoría ocurre debido a resfriado o irritaciones menores. Estas hemorragias pueden ser alarmantes para algunos pacientes, pero rara vez son potencialmente mortales.

La nariz contiene una gran cantidad de vasos sanguíneos diminutos que sangran fácilmente. El movimiento de aire a través de la nariz puede secar e irritar las membranas que recubren el interior de ésta, formando costras que sangran cuando se irritan al sobar, hurgar o sonarse la nariz.

Es más probable que el revestimiento de la nariz se reseque y se irrite por la baja humedad, alergias, resfriados o sinusitis. De esta manera, las hemorragias nasales son más frecuentes durante el invierno, cuando los virus son comunes y el aire caliente de las áreas internas con calefacción reseca las fosas nasales. Un tabique desviado, un objeto extraño en la nariz u otra obstrucción en esta parte también puede causar una hemorragia nasal.

La mayoría de estas hemorragias ocurre en la parte frontal del tabique nasal, el tejido que separa los dos lados de la nariz. Este tabique contiene muchos vasos sanguíneos frágiles que se pueden lesionar fácilmente. Este tipo de hemorragia puede ser fácil de detener para un profesional entrenado. Las hemorragias nasales se pueden presentar con menos frecuencia en la parte alta del tabique o más profundamente dentro de la nariz y pueden ser más difíciles de controlar.

Ocasionalmente, las hemorragias nasales pueden ser indicio de otros trastornos tales como trastornos de sangrado o hipertensión arterial.

Las hemorragias nasales también pueden ser un signo de telangiectasia hemorrágica hereditaria (también llamada THH o síndrome de Osler-Weber-Rendu).

Los anticoagulantes, como Coumadin o ácido acetilsalicílico (aspirin), pueden causar o empeorar las hemorragias nasales.

Causas comunes:

Las hemorragias nasales repetitivas pueden ser un síntoma de otra enfermedad, como hipertensión arterial, alergias, un trastorno de sangrado o un tumor de la nariz o los senos paranasales.

2 de mayo de 2010

Hipocondría


La
hipocondría
es una creencia en que síntomas físicos reales o imaginarios son signos de una enfermedad grave, a pesar de la certeza médica y otras evidencias de que no lo son.

La característica esencial de la hipocondría es la preocupación y el miedo a padecer, o la convicción de tener, una enfermedad grave, a partir de la interpretación personal de alguna sensación corporal u otro signo que aparezca en el cuerpo. Puede ocurrir, por ejemplo, con lunares, pequeñas heridas, tos, incluso latidos del corazón (palpitaciones), molestias abdominales, o sensaciones físicas no muy claras. Aunque el médico le asegure que no tiene nada, el hipocondríaco solamente se tranquiliza por un tiempo, pero su preocupación vuelve a aparecer nuevamente.

La interpretación catastrófica de los signos corporales más ínfimos por parte del individuo, es el mecanismo que desencadena la hipocondría. El paciente pasa su vida de consultorio en consultorio médico ("doctor shopping") y solo se tranquiliza temporariamente cuando algún médico le dice que le ha encontrado una enfermedad. Incluso algunos pacientes han sido sometidos a numerosas intervenciones quirúrgicas, sin una necesidad real de practicarlas. Muchas veces el médico es "vencido" por la convicción errónea del paciente que le "impone" la certeza que está enfermo, aunque en realidad no lo esté, llevando a la práctica de tratamientos innecesarios y costosos. Asimismo a este tipo de pacientes se les suelen realizar numerosos estudios complementarios (estudios de laboratorio, tomografías, electrocardiogramas, electroencefalogramas, etc.), sin necesidad alguna, por el solo hecho de calmar la ansiedad del paciente.

No debemos descartar que una persona hipocondríaca esté realmente enferma. Como en la Fábula de Pedro y el Lobo algunos pacientes hipocondríacos cuando se enferman de verdad no reciben la atención médica necesaria ya que sus síntomas son desestimados o minimizados por el antecedente de sufrir de hipocondría.

Sintomatología:

Estamos ante un trastorno asociado muy a menudo con la ansiedad, por lo que el principal síntoma de la hipocondría es la preocupación exagerada que siente por su salud. El hipocondríaco medita constantemente sobre sus síntomas, reales o imaginarios, llegando a percatarse de signos funcionales que normalmente se escapan a la conciencia (intensidad de los latidos cardíacos, funciones digestivas, etc.). Puede describir su cuadro clínico con una sutileza impresionante, aclarando repetidas veces el alcance de cada uno de sus síntomas físicos. La atención del hipocondríaco se centra no sólo en el estudio de sí mismo (se toma el pulso, la temperatura, el número de respiraciones por minuto y la tensión arterial varias veces al día), sino también en la cantidad y composición de los alimentos. Sabe con qué aguas hace mejor la digestión, qué grados de ventilación o de temperatura le convienen, etc.

La característica esencial de la hipocondría es la preocupación y el miedo a padecer, o la convicción de tener, una enfermedad grave, a partir de la interpretación personal de uno o más signos o síntomas somáticos. La sintomatología más típicamente hipocondríaca es la sugestiva, que experimenta acompañada de una especial alteración negativa del estado de ánimo, sumamente desagradable, y que le hace colocarse en una actitud fóbica frente a sus molestias, de las que siempre cree que son el comienzo de enfermedades graves. Finalmente, el hipocondríaco acaba renunciando a casi todo para consagrarse a cuidar su enfermedad imaginaria ("enfermo imaginario").

En la hipocondría las preocupaciones del enfermo hacen referencia a funciones corporales (latido cardíaco, sudor o movimientos peristálticos), a anormalidades físicas menores (pequeñas heridas, tos ocasional) o a sensaciones físicas vagas y ambiguas (corazón cansado, venas dolorosas...). El individuo atribuye estos síntomas o signos a una enfermedad temida y se encuentra muy preocupado por su padecimiento. Pero en realidad no existe ninguna enfermedad médica asociada a los síntomas, y si el paciente está enfermo verdaderamente, su enfermedad no está relacionada con ellos.

Diagnóstico:

Los Criterios de Diagnóstico de Hipocondría acorde al Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-IV-TR) son los siguientes:

A. Preocupación y miedo a tener, o la convicción de padecer, una enfermedad grave a partir de la interpretación personal de síntomas somáticos.

B. La preocupación persiste a pesar de las exploraciones y explicaciones médicas apropiadas.

C. La creencia expuesta en el criterio A no es de tipo delirante (a diferencia del trastorno delirante de tipo somático) y no se limita a preocupaciones sobre el aspecto físico (a diferencia del trastorno dismórfico corporal).

D. La preocupación provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

E. La duración del trastorno es de al menos 6 meses.

F. La preocupación no se explica mejor por la presencia de trastorno de ansiedad generalizada, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de angustia, episodio depresivo mayor, ansiedad por separación u otro trastorno somatomorfo.

Especificar si:

Con poca conciencia de enfermedad: si durante la mayor parte del episodio el individuo no se da cuenta de que la preocupación por padecer una enfermedad grave es excesiva o injustificada.

Diagnóstico Diferencial:


Debe diagnosticarse Hipocondría solo si las preocupaciones sobre la salud no pueden explicarse mejor por la presencia de un Trastorno de Ansiedad Generalizada, Trastorno Obsesivo-compulsivo (TOC), Trastorno de Pánico, Episodio Depresivo Mayor, Trastorno de Ansiedad de Separación u otro Trastorno Somatomorfo.

Síntomas dependientes de la cultura y el sexo:

Aunque no sea lógica la preocupación por la enfermedad a pesar de las exploraciones médicas negativas y de las explicaciones apropiadas, tal preocupación debe valorarse siempre en relación con el nivel cultural del enfermo. El diagnóstico de Hipocondría debe hacerse con mucho cuidado si las ideas del paciente sobre la enfermedad se ven reforzadas por curanderos que no están de acuerdo con las explicaciones y las exploraciones médicas.
El trastorno afecta por igual a varones y a mujeres.

Prevalencia:

La prevalencia de la Hipocondría en la población general se desconoce. En la práctica médica se encuentra entre un 4 y un 9% de los pacientes que consultan.

Curso:

La Hipocondría puede iniciarse a cualquier edad; sin embargo, lo más frecuente es que comience en los primeros años de la vida adulta. El curso es generalmente crónico, con períodos de mayor o menor intensidad, aun que algunas veces es posible que el individuo se recupere totalmente. El inicio agudo, la comorbilidad, la ausencia de trastornos de la personalidad y la ausencia de un beneficio secundario, son indicadores de buen pronóstico. Debido a su cronicidad, algunos autores consideran que este trastorno posee características de "rasgo" (preocupación persistente, con quejas de tipo somático centrada en síntomas físicos).

Tratamiento:

En algunos casos, se utilizan psicofármacos inicialmente para controlar los síntomas ansiosos tan importantes que padecen estos pacientes. Pero la terapéutica fundamental es la Psicoterapia Cognitivo-conductual, en la que se promueve la pérdida de la angustia y el miedo a la enfermedad que el hipocondríaco siente.

Para ello se plantean primero una serie de prohibiciones y tareas. Se le pide que no acuda a más médicos ni a las urgencias hospitalarias, que no hable de salud ni de enfermedad. Para esto es muy conveniente la colaboración de la familia del paciente, también para que entiendan que lo suyo no es cuento, que tiene un problema real aunque interpretado por todos como un problema que no existe. Una vez que se ha establecido este marco fuera de la consulta comienza el tratamiento psicológico propiamente dicho.

El tratamiento básico consiste en perder el miedo a estar enfermo. Muchas veces la propia angustia producida por el pensamiento de estar enfermo, como sensación desagradable e incontrolable, se convierte en un disparador de los miedos a la enfermedad. Se establece así un círculo vicioso en el que el miedo a la enfermedad causa unas sensaciones que son a su vez interpretadas como enfermedad.

En la terapia se trata de que el pensamiento de estar enfermo no dispare un miedo terrible. Para ello se emplean una técnica llamada exposición a las sensaciones corporales, que consigue que el paciente pierda el miedo a los síntomas que antes interpretaba como enfermedad. Aprende que si no huye de ellos, si no lucha contra ellos y los acepta, se pueden convertir en sensaciones admisibles que nos permiten seguir con nuestras actividades diarias sin mucho sufrimiento. Esta parte del tratamiento se realiza junto con un entrenamiento en técnicas de manejo de ansiedad que facilitan la exposición.

También hay que enfrentar el miedo a la enfermedad y a la muerte. Para ello se comienza un trabajo de desensibilización ante la enfermedad y la muerte de forma que se sitúe el miedo que causan al paciente en términos razonables. Se emplea la desensibilización en la imaginación a situaciones temidas y evitadas, para que finalmente el paciente pueda acercarse a ellas sin angustia y sin miedo.

El paciente puede entonces comenzar a reinterpretar sus sensaciones corporales y sentir también aquellas que son agradables o neutras y su cuerpo deja de ser una fuente de dolor o temor y se puede convertir en un generador de placer y confianza.

Verse enfermo tiene en nuestra sociedad una connotación de debilidad. Por ello entrenar al paciente en basar su autoestima en otros medios de valoración y se le entrena en aumentarla.

Finalmente se trabaja para que el paciente pueda enfrentar con éxito otros problemas que aparecen en su vida cotidiana: toma de decisiones difíciles, como cambio de trabajo, separaciones, problemas de relación, etc. de forma que se pueda evitar que en el futuro se le desencadenen situaciones de depresión o angustia continuada que le pueden hacer recaer en sus problemas hipocondríacos.